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Alejar enemigos del hogar



Para que ni miseria ni el mal se acerquen al hogar.

Elementos:
3 clavos de herradura
1 puñado de sal gruesa

Procedimiento

Colocar la sal y los clavos en un cuenco.
Un viernes, abrir la canilla y poner el cuenco debajo para que el agua corra, desborde y disuelva la sal.
Mientras, diga: “En el nombre de Dios, pido que, junto con esta sal, se disuelvan nuestros pesares y estemos protegidos contra aquellos que nos quieren mal. Que los clavos de la pasión nos protejan de nuestros enemigos. Amén”.
Una vez disuelta la sal, se toman los tres clavos y se clavan uno, a la entrada de la casa, otro en la pared trasera y el tercero, lo más cerca posible del lugar donde se come.

Neutralizar una maldición

Para hacer este ritual, se recomienda estar descalzo, sosteniendo en la mano derecha una vela blanca y una rama de olivo y, en la mano izquierda, una bolsa llena de clavos. Si puede bañarse antes, mejor.

Procedimiento:

Hay que prender un incienso y hacer que el afectado se tienda boca arriba en el suelo, con los ojos cerrados. Se necesita también un poco de agua de lluvia o de mar. Rece así: “Como siervo de Dios, alejo el espíritu maligno no ligado a esta persona. En nombre del Divino

Creador, yo te ordeno, espíritu del mal, que te separes de este cuerpo que estás atormentando y lo liberes. Que pueda recibir este agua que cual lluvia divina y, con la intersección de San Cipriano, digo: ‘En el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, cuya presencia y fortaleza invoco’”.

Ofrenda:

La persona curada deberá dar vueltas en círculo sobre sí misma con la bolsa de clavos y lanzarla con fuerza fuera de la casa. Se frotará manos y pies con el olivo y tomará un baño con veintiún claveles blancos, colonia y un poco de azúcar. Debe secarse con toalla blanca nueva.

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