¿Qué
tipo de problemas pueden tratarse con este ritual? Prácticamente de cualquier
clase: desde problemas laborales a económicos, sentimentales, familiares,
salud, estados de ánimo, etc. Se trata de alejar algo negativo de nuestra vida,
sin dañar a nadie, simplemente hacer que desaparezca, si puede ser, para
siempre.
El material que utilizaremos es el siguiente: una hoja de papel (si puede ser
de color verde), una vela verde, unos pocos granos de pimienta negra, unas
hojas de perejil, un par de hojas de laurel y un puñado de tomillo. También necesitaremos
un recipiente de cristal, un sujeta-velas, un bolígrafo o pluma y un mortero
para mezclar las hierbas. Antes de iniciar el ritual debemos tener muy clara la
petición que haremos.
No
se puede redactar una lista kilométrica sobre todo lo que nos disgusta en
nuestra vida. Sólo un problema por ritual y seamos sinceros con nosotros mismos
¿hemos hecho lo suficiente para intentar solucionarlo por los cauces
“normales”?.
Esto es muy importante. La Magia no es la solución exprés para los problemas de
los vagos. No sirve para pedir cosas y sentarnos a esperar, mano sobre mano, a
que milagrosamente las cosas se enderecen solas sin más. No funciona así. La
Magia es una “ayuda”, un “empujón” a nuestros esfuerzos. Si queremos que algo
se arregle tenemos que ponernos manos a la obra y lo que sí podemos hacer es
recurrir a la Magia para pedir un apoyo adicional, no para que se nos den las
cosas hechas.
Esta
es una de las varias razones por las que a muchas personas no les funcionan los
trabajos mágicos: porque no saben que la Magia no soluciona problemas sino que
ayuda a que nosotros los solucionemos.
Aclarado este punto, podemos pasar ya al ritual propiamente dicho. En primer
lugar hay que tener muy claro qué es lo que queremos que salga de nuestra vida
y qué es lo que queremos que ocupe ese lugar. Así que, en la hoja de papel,
redactaremos con la mayor precisión posible cuál es nuestro problema y qué
queremos que aparezca en su puesto. Esto es imprescindible, apuntar la
alternativa. La vida no concibe el vacío, si algo desaparece es para ser
sustituido por otra cosa, que podrá ser mejor o peor, pero es fundamental
entender que lo que sale, deja sitio a algo nuevo. Merece la pena dedicar un
tiempo a decidir qué es lo que queremos.
Pero, eso sí, no importa cómo tiene que venir lo nuevo, de eso se encargará el
Universo, la Energía Primordial, la Fuerza Una, Dios o como quiera que lo
llamemos. Si, por ejemplo, el problema que queremos eliminar es la manía que
tiene nuestra suegra, de entrometerse en nuestra vida constantemente,
especificaremos precisamente eso, y luego escribiremos que queremos tener una
buena relación con ella.
Nada más eso. No especificaremos cómo ha de
arreglarse la mala relación, simplemente mencionaremos el resultado, de los
pasos intermedios ya se encargará el Universo o quien sea. Eso si, intentaremos
poner todo lo que podamos de nuestra parte en el día a día para que la relación
mejore. Como antes decía, la Magia nos echa una mano, pero nosotros tenemos que
intentar hacer algo, no sentarnos a esperar grandes prodigios.
Una vez que hemos escrito de forma concreta y minuciosa lo que ha de salir y lo
que queremos que entre, nos encomendaremos a aquellas potencias espirituales a
las que solemos hacer nuestras peticiones, para que potencien el éxito de
nuestro trabajo mágico y nos inspiren en todos los pasos que vamos a dar.
Mientras hacemos esto, encenderemos la vela (con una cerilla de madera).
Después,
en un mortero o almirez iremos depositando los elementos naturales precisos
para realizar el ritual. Estos serán: unos cuantos gramos de pimienta negra, un
puñado de tomillo, unas hojas de perejil y un par de hojas de laurel.
Pacientemente hemos de moler la mezcla hasta que quede reducida a un polvo
uniforme. En nuestra mente solo hemos de tener una idea: el éxito de la
petición que deseamos se cumpla.
Cuando las hierbas estén bien molidas, leeremos nuestra petición con voz firme
y clara, dando por sentado que será satisfecha, de la forma más conveniente
para todos los implicados. Se que puedo parecer muy pesada por insistir tanto
en el asunto de la fe, pero es que la mejor manera de anular un trabajo mágico
es no creer ciegamente en su eficacia.
El siguiente paso será doblar tres veces el papel en el que hemos redactado
nuestro problema y su solución. Luego lo acercaremos a la llama de la vela
hasta que prenda y dejaremos que arda en el recipiente de cristal. Visualicemos
como el problema se consume y desaparece a medida que el papel se consume. Una
vez que haya quedado reducido a cenizas, las verteremos en el mortero y
revolveremos la mezcla con las hierbas pulverizadas. Dejaremos que la vela se
consuma por completo y después arrojaremos al viento la mezcla, si es posible
en el campo, o en un jardín o parque, lo importante es que sea en un sitio con
tierra y plantas que crezcan de una forma, más o menos libre
(no sirve para
este fin una maceta).
Al hacerlo pronunciaremos unas sencillas frases que
confirmen nuestro propósito, algo así como:
“Del mismo modo que este polvo se pierde en el viento, mi problema se pierde
para no volver más, dejando sitio para algo mejor para mí y para todos los
implicados. Gracias”.
Las palabras no tienen que ser exactamente estas, lo importante es expresarnos
con nuestro propio lenguaje, de una manera completamente sentida y espontanea.
Es muy importante que cada persona hable desde su propio corazón. Como siempre
digo, es conveniente dar las gracias por anticipado como un acto de auténtica
fe: antes de que se cumpla mi deseo, ya lo estoy agradeciendo. Por último, los
restos de la vela los depositaremos en la basura.
Como puede verse es un ritual muy sencillo y, a mi entender bastante eficaz. Os
animo a ponerlo en práctica. Y, antes de terminar, quiero recordar que solo se
puede pedir un deseo de alejamiento de problemas por ritual