Quienes realizan transacciones comerciales, quienes alquilan viviendas o un simple trabajador por cuenta ajena, pueden verse ante la desagradable situación de no poder cobrar el dinero que se les debe. Lamentablemente la justicia es lenta y entablar un litigio puede suponer gastos en abogados y procuradores, tiempo y malos momentos. Este hechizo sirve para cobrar una deuda, independientemente de cuál sea su origen. Debe hacerlo la persona interesada y en jueves.
Muchos comerciantes; dueños de viviendas que ponen en alquiler o personas que venden coches u otros objetos de valor, tienen la mala suerte de dar con personas que no cumplen con las obligaciones económicas que han contraído; que firman letras para comprar un producto o que se comprometen a pagar mensualmente un alquiler pero, tras un tiempo, dejan de hacerlo. Para quienes tienen muchos recursos esto puede no significar un grave deterioro en su economía, pero para quienes viven modestamente, el dejar de percibir esos ingresos a veces les crea inmensas dificultades o deudas que no tendrían por qué tener. Como precaución, antes de firmar cualquier tipo de contrato es recomendable asegurarse de que la persona con la que se va a cerrar el trato no está en ninguna lista de morosos y que no tiene otras obligaciones pendientes; esto no garantiza los futuros pagos pero, al menos, cierra las puertas a todos ellos que viven dejando tras de sí montones de deudas.
Este hechizo tiene por objeto cobrar una deuda pendiente, independientemente de cual sea su naturaleza. Puede tratarse de sueldos atrasados, alquileres, pagarés, etc. Deberá comenzarse en jueves.
ELEMENTOS NECESARIOS
Papel y lápiz – Un limón – Un pomelo – Una botella – Una bolsa con piedras pequeñas – Una vela amarilla – Un paño negro.
RITUAL
Esta ceremonia se deberá hacer a lo largo de varios días, hasta que la deuda sea cobrada. Es preferible realizarla más o menos a la misma hora.
Encender la vela con cerillas.
Escribir el nombre del deudor en una tira de papel y meterlo dentro de la botella.
Exprimir el limón y el pomelo y mezclar ambos zumos. Echar dentro de la botella siete gotas de esta mezcla, un trozo de la cascara del limón y otro de la del pomelo. Coger tres piedras e introducirlas en la botella cogiéndolas con la mano izquierda y pensando en el deudor.
Cuando la piedra caiga, decir: «Tu deuda te amarga y te pesa; cuanto antes la pagues mejor te sentirás. No des el gusto a Satanás». A continuación, apagar la vela. Los días subsiguientes, encender la vela y echar otras tres piedras siguiendo las instrucciones del punto anterior. Una vez que la deuda haya sido cobrada, extender el paño negro sobre la mesa y vaciar en él el contenido de la botella. Encender nuevamente la vela y quemar en ella el papel con el nombre del deudor. Apagarla y ponerla junto con las piedras. Atar el paño y enterrarlo o dejarlo en un cruce de caminos.