Las maldiciones son un recurso habitual entre gitanos. Pero no son únicamente ellos quienes echan mano de las mismas.
A veces, ni siquiera es necesario formular de modo explicito un deseo negativo:
Las intenciones hostiles tienen una fuerza que se manifiesta en la mirada del otro, en su actitud frente a nosotros, incluso en un saludo aparentemente amigable.
Las piedras son elementos ideales si de revertir maldiciones se trata. Para tener éxito, se recomienda seguir paso a paso las siguientes indicaciones:
Se dan vuelta las piedras elegidas diciendo:
Que se vuelva todo el mal que me desean mis contrarios y que sus bocas maldicientes se tapen con estas piedras.
se los ubica encima de las piedras, diciendo a su vez:
Que palos, pasto y piedras tapen la boca de mis enemigos y sus malos deseos y palabras dirigidas a mi sean de palo y piedra, que así como ellos, queden congelados y no me lleguen.
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