Pondremos cada noche por espacio de nueve, cuatro vasitos en las cuatro esquinas de la sala principal del establecimiento, llenos de amoniaco (a los cinco minutos ya no huele) y debajo de cada vaso pondremos una moneda de quinientas pesetas, renovándola cada día.
Lo dejaremos toda la noche y a la mañana, cuando abramos echaremos un chorrito del amoniaco de los cuatro vasos en un cubo de fregar, procediendo a junto con agua, hacer la limpieza habitual del local.
Pasados los nueve días, dicho ritual lo realizaremos cada miércoles de luna llena o creciente.
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