Los síntomas y curas del llamado mal de ojo o aojamiento, merece en un principio desterrar muchos de los mitos y mentiras relacionadas con este tema. Algunos generados por una excesiva credulidad y otros, producto del escepticismo.
En muchos lugares se cree que una persona con mirada fuerte puede provocar, sobre todo en los menores, dolores de estómago, diarreas y vómitos. En tanto que en otras comarcas, sostienen que los síntomas típicos del mal de ojo son fuertes dolores de cabeza.
El mal de ojo generalmente se relaciona casi siempre con la envidia, con el deseo irresistible de tener lo que el otro tiene, o más exacto aún, de querer ser como el otro. La persona envidiosa sufre por los éxitos ajenos y lo terriblemente doloroso para quién sufre este mal es que la envidia no siempre va acompañada por un odio sino, a menudo, por el de admiración.
Muchas personas cuando perciben que provocan la envidia en otro, se infringen un castigo a sí mismas enfermando, padeciendo dolores de cabeza o malestares en todo el cuerpo. El trastorno no aparece de forma voluntaria sino que es una respuesta de la mente a través del cuerpo.
Aunque parezca lo mismo, una cosa es considerar el mal de ojo como una serie de trastornos enviados por una persona envidiosa y otra, considerar este trastorno como una respuesta personal a la envidia ajena.
Considerando que está en nosotros la capacidad de alternar las funciones de nuestro organismo, es lógico deducir que también está en nosotros la capacidad de curarlo, aunque la forma más conveniente de hacerlo sea a través de la ejecución de ciertos ritos o hechizos.
Ritual del aceite y la tijera, para saber si tiene mal de ojo
Para efectuar esta ceremonia o ritual mágico, es necesario que la persona afectada esté presente. Se podrá hacer en cualquier momento del día o de la noche.
Objetos necesarios
Un plato sopero con agua, aceite, una tijera
Ritual
Poner la tijera, abierta, en el fondo del palto con agua. Mojar el dedo anular de la mano derecha de la persona enferma o con mal de ojo con aceite. Dejar caer, desde ese dedo, siete gotas de aceite sobre el agua, justo encima de donde está la tijera. Mientras caen las gotas, recitar la oración:
“Con un ojo te he mirado, con dos ojos te han ojeado, con aceite te he curado“.
Si el aceite se mantiene muy compacto, si las gotas no se disgregan y quedan flotando, es señal de que no hay mal de ojo y de que los trastornos se deben a otras razones. Si en cambio se rompen en pequeñas gotitas o se va al fondo del plato, será señal de que sí ha habido mal de ojo y que está en vías de curación.
En muchos lugares se cree que una persona con mirada fuerte puede provocar, sobre todo en los menores, dolores de estómago, diarreas y vómitos. En tanto que en otras comarcas, sostienen que los síntomas típicos del mal de ojo son fuertes dolores de cabeza.
El mal de ojo generalmente se relaciona casi siempre con la envidia, con el deseo irresistible de tener lo que el otro tiene, o más exacto aún, de querer ser como el otro. La persona envidiosa sufre por los éxitos ajenos y lo terriblemente doloroso para quién sufre este mal es que la envidia no siempre va acompañada por un odio sino, a menudo, por el de admiración.
Muchas personas cuando perciben que provocan la envidia en otro, se infringen un castigo a sí mismas enfermando, padeciendo dolores de cabeza o malestares en todo el cuerpo. El trastorno no aparece de forma voluntaria sino que es una respuesta de la mente a través del cuerpo.
Aunque parezca lo mismo, una cosa es considerar el mal de ojo como una serie de trastornos enviados por una persona envidiosa y otra, considerar este trastorno como una respuesta personal a la envidia ajena.
Considerando que está en nosotros la capacidad de alternar las funciones de nuestro organismo, es lógico deducir que también está en nosotros la capacidad de curarlo, aunque la forma más conveniente de hacerlo sea a través de la ejecución de ciertos ritos o hechizos.
Ritual del aceite y la tijera, para saber si tiene mal de ojo
Para efectuar esta ceremonia o ritual mágico, es necesario que la persona afectada esté presente. Se podrá hacer en cualquier momento del día o de la noche.
Objetos necesarios
Un plato sopero con agua, aceite, una tijera
Ritual
Poner la tijera, abierta, en el fondo del palto con agua. Mojar el dedo anular de la mano derecha de la persona enferma o con mal de ojo con aceite. Dejar caer, desde ese dedo, siete gotas de aceite sobre el agua, justo encima de donde está la tijera. Mientras caen las gotas, recitar la oración:
“Con un ojo te he mirado, con dos ojos te han ojeado, con aceite te he curado“.
Si el aceite se mantiene muy compacto, si las gotas no se disgregan y quedan flotando, es señal de que no hay mal de ojo y de que los trastornos se deben a otras razones. Si en cambio se rompen en pequeñas gotitas o se va al fondo del plato, será señal de que sí ha habido mal de ojo y que está en vías de curación.
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