Esta
es una de las fiestas más importantes de la tradición cristiana y
también de tradiciones paganas que coincide con el solsticio de
invierno, aunque este se produce entre el 21 y el 22 de Diciembre.
Un resumen de las ideas sobre el fuego y el Sol viene
dado por el significado especial que tenía para los hombres esta fecha.
Se trata del fía más corto, el momento del año en que el Sol posee
menos fuerza y parece próximo a su muerte.... y está próximo a su
resurrección.
El día 30de diciembre por la noche o el 31 cuando esté
toda la familia y amigos reunidos, se puede practicar un sencillo y
efectivo ritual de Navidad y año nuevo de protección y fortuna para los presentes.
MATERIALES A EMPLEAR:
Una vela roja o dorada.
De una a tres velas o una vela
blanca para cada uno de los presentes.
Purpurina dorada.
Cerillas de
madera.
PASOS A SEGUIR:
Encenderemos la vela navideña (poder de acción y fuerza solar) con cerillas de madera, diciendo:
"Poderes
del Sol y de la Luz, en este día, cuando el Sol alcanza su menor
fuerza y, al mismo tiempo, comienza su lento camino de renacimiento,
cuando nace el niño Dios Sol, os pedimos que iluminéis esta vela con la
fuerza del renacimiento y el poder de crecimiento."
En
meditación, frente a la vela, visualizaremos las fuerzas solares
fluyendo hacia nosotros. Hecho esto, encenderemos de esa vela central un
máximo de tres velas (una por persona si el ritual se hace en grupo)
y, tras dejarlas arder unos minutos, las apagaremos sin soplar, dejando
arder la vela central.
Las velas así obtenidas se guardarán y, cuando tengamos
alguna petición especial durante el año, especialmente si se trata de
peticiones de saludo, prosperidad, amor o protección, las encenderemos
dejándolas arder hasta su total consumición, formulando una oración con
nuestra petición y permaneciendo en meditación sobre nuestra petición
frente a las velas unos 15 minutos.
Al finalizar este pequeño ritual, se recomienda tener
preparado un pequeño regalo e intercambiarlo con los demás presentes o,
si se hace solo, regalarlo después a alguien a quien tengamos especial
estima o sea una persona necesitada.
También se arrojará purpurina dorada al aire, sobre sí mismo y sobre los presentes, y en las entradas de la casa, diciendo:
"Que este polvo dorado ilumine el camino de llegada a la buena fortuna"
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